El mar, día a día. 2 de diciembre.
Escocia. Una bruma de final de la tarde vela las costas.
Mull pertenece a las Islas Hébridas. Con su pequeña y deliciosa ciudad de Tobermory y sus hileras de casitas de colores bordeando el puerto, Mull es un concentrado de Escocia. Aquí la naturaleza está totalmente conservada, las bahías son grandiosas y la soledad del mar no tiene igual. Deslizarse por entre las rocas a flor de agua, descubrir playas resplandecientes bajo los acantilados de granito rosa, interrogar al cielo salpicado de nubes blancas, nada urge en la Isla de Mull. Una ballena acompaña a los veleros durante algunas millas y después, en el momento de hacer la inmersión, los navegantes aficionados comprenden que no se trataba de una ballena, porque la región, en efecto, está surcada por algunos submarinos. Uno se detiene en una cala antes de trepar por las colinas verde esmeralda y descubre en medio de los campos de margaritas decenas de corderos que pacen tranquilamente, evitando cuidadosamente comerse los lirios, demasiado amargos. La dificultad consiste en abandonar la magia del lugar. Detenerse un poco más en un loch, acercarse a un pequeño criadero de salmones, rodear los viveros y volver al barco, la amargura rápidamente borrada por recuerdos imborrables. Los que van a la Isla de Mull vuelven a la Isla de Mull.
[ Fotógrafo: naveganteglenan ]
- - - fin del día 2 de diciembre - - -
Sólo puedo decir que Plisson se queda corto. Y que es cierto que se vuelve :-)
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