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martes, 6 de mayo de 2008

El cementerio marino de Paul Valery en Sete

Ah!! Paul Valéry


El mar, día a día. 6 de mayo.

En Sète, entre el cielo y el mar, las cruces de piedra del cementerio marino.

La muerte es la compañía natural del marino. Cada vez que embarca, sabe que la lleva agazapada en su equipaje, siniestra provocadora de naufragios dispuesta a golpear a la menor tormenta. En todas las épocas, pescadores y marinos han usado viejas supersticiones para conjurar la muerte, llenando las iglesias de exvotos para dar las gracias al cielo por haberles salvado. Si tantos marinos reposan en la mar, que se los ha llevado, los que mueren en tierra firme tienen derecho a esos cementerios que barren eternamente los vientos que vienen de alta mar. «Compuesto de oro, de piedra y de árboles oscuros / Donde tanto mármol tiembla sobre tantas sombras / la mar fiel duerme sobre mis tumbas», canta Paul Valéry en su célebre poema, El cementerio marino. El viejo cementerio de Sète [ googleearth: 43º23'N + 3º41'E ], donde está enterrado el poeta, domina el Mediterráneo mientras el puerto parece bendecirlo desde sus cruces de piedra rojiza en el sol poniente.



- - - fin del día 6 de mayo - - -

En esta entrada de Plisson, a su escritor visual, Benoît Nacci, se la ha ido un poco la mano. Lo peligroso no es la mar, sino el tener que navegar aunque las condiciones aconsejen quedarse en puerto. Y si los pescadores se encuentran atrapados en una tempestad, el peligro será similar al del minero que trabaja en condiciones precarias, o al de los obreros constructores de rascacielos a principios del siglo XX. Dicho eso, es cierto que para navegar en alta mar hay que ser un poco inconsciente, pero sólo un poco, para no ser imprudente. O lo que es lo mismo, ser lo suficiente amante de la mar para ir a disfrutar de ella, aunque la comodidad pudiera aconsejar quedarse en puerto. O estar muy necesitado.

Para terminar hay que recordar que Sète está a la entrada del estanque de Thau, en donde se encuentra una de las bases de la Escuela de Vela de Glénans: el Marseillan.



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