El mar, día a día. 2 de mayo.
La vida en las islas es tranquila. A veces...
Dos kilómetros de largo por 800 m de ancho y 1,50 m de alto: Sein es una isla minúscula anclada en la proa de Finistère. Pertrechada con gruesos diques, resiste los temporales como puede. En ocasiones, como ocurrió en 1830, 1868 y 1897, se queda sumergida. Refugiados en los tejados, sus habitantes ven cómo su patria naufraga durante unas horas, hasta que baja la marea. Otras veces, son los naufragios los que llevan a los isleños a arriesgar su vida. Cuenta la leyenda que eran ellos los que provocaban los naufragios, al encender dos fuegos para engañar a los navíos y saquearlos. Pero, desde hace varios siglos, los pescadores de Sein acuden en ayuda de los marinos que se pierden en el mar. En octubre de 1777 salvaron al Magnifique y a sus 500 tripulantes; en 1780, hicieron lo propio con los 35 marinos de la Charmante; y, en 1796, acogieron a 700 personas en la isla, a las que ofrecieron cobijo y alimentos, a pesar de la hambruna reinante. El mar de Iroise no siempre es suave. Cuando les concede una pausa, los isleños pueden descansar.
[ Fotógrafo: Yann Supeljak ]
- - - fin del día 2 de mayo - - -
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