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sábado, 14 de junio de 2008

Navegacion nocturna

La navegación nocturna suele ser sorprendente. El ambiente, el sonido, la luz, la tranquilidad, la charla con el compañero de turno, y, por qué no, el café o la sopa caliente antes de ir a acostarse.


El mar, día a día. 14 de junio.

El timonel. Final de la guardia: el aroma del café y del pan recién hecho llega hasta el puente para anunciar el relevo.

En alta mar, los barcos nunca descansan y hacen caso omiso de la noche. Los turnos que se establecen entre la tripulación permiten que algunos hombres descansen mientras otros se ocupan de la navegación, la guardia y las labores cotidianas. Los marinos se relevan para hacer guardias de cuatro horas. Hasta finales del siglo XIX, los periodos de servicio en el puente o en la sala de máquinas duraban 6 horas, puesto que la jornada de 24 horas se dividía por 4. Entre las cuatro y las ocho de la mañana, el barco está inmerso en unas largas horas de oscuridad. El timonel las pasa observando el chapoteo en el casco, el brillo fosforescente de la estela, las pletóricas galaxias que responden a la tímida luz de un carguero en la lejanía o a la llamada de un faro salvador. En el sopor del amanecer, cuando la actividad sigilosa de los que toman el relevo altera la meditación solitaria, el silbido solitario de la tetera anuncia que se inicia un nuevo día. Y que termina la guardia.


[ Night Watch ]

[ Fotógrafo: Ruud Kattenberg ]


- - - fin del día 14 de junio - - -

Cómo se nota que a Plisson le han tocado unas cuantas guardias noturnas :-)



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