El mar, día a día. 11 de octubre.
En la costa. A finales de agosto, con la llegada de las mareas equinocciales, los primeros chubascos de viento anuncian el otoño y ponen a prueba el fondeo de los barcos, llegando a desplazarlos hasta la costa.
En el cenit de su cólera, la superficie del mar, inervada de espuma blanca, zarandea los barcos fondeados como si fueran simples boyas flotantes. Estamos a finales de agosto y el rosario de borrascas invernales descarga los primeros chubascos de viento sobre el litoral atlántico, produciendo lamentables embarrancamientos. En los trópicos, cuando se anuncia la llegada de un ciclón, la medida de seguridad más efectiva para un barco deportivo es sacarlo del agua y ponerlo a resguardo.... ¡en un agujero a su medida! Los temporales bretones, menos rabiosos, necesitan sin embargo un fondeadero bien resguardado y cabos sólidos. Sólo así podrán resistir a la invisible mano gigante que se divierte con un pequeño juguete de plástico, tirando sin misericordia de una diminuta ancla agarrada al fondo marino. En cuanto el fondeo cede, el barco es arrastrado hacia la costa como una vulgar botella o un simple trozo de madera.
[ L'ouragan balayait Concarneau ]
[ Fotógrafo: Ouest-France ]
[ Fotógrafo: Ouest-France ]
- - - fin del día 11 de octubre - - -
Aprovecho para poner este apetitoso restaurante, pegadito a la mar, aunque no sea una tempestad :-)
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